Los fiscales de la ciudad de Nueva York se van en masa, citando el agotamiento por la pandemia, los bajos salarios y dos leyes que se cruzan y que cambiaron fundamentalmente la naturaleza de sus trabajos.
“Simplemente ya no pueden más”, “El dinero no está donde debería estar, y el equilibrio entre el trabajo y la vida es simplemente inmanejable”, dijo Darcel Clark, fiscal de distrito del Bronx, en una entrevista el pasado viernes.
Solo este año, 36 han dejado la oficina del fiscal de distrito de Brooklyn y 44 la de Manhattan. Al menos 28 se han ido del Bronx, y los nueve asistentes del fiscal de distrito de Staten Island que se han ido este año representan alrededor del 10 por ciento del personal de la fiscalía de esa oficina. La oficina de Queens le dijo al Concejo de la ciudad de Nueva York que este año estaba en camino de duplicar con creces las renuncias del año pasado.
El año pasado, los fiscales de distrito de Manhattan y Brooklyn, que tienen alrededor de 500 fiscales cada uno, perdieron casi una quinta parte de esa fuerza laboral, un fuerte aumento con respecto a los promedios de deserción antes de 2020.
Y, por supuesto, la tendencia ha coincidido con la pandemia, que ha provocado cifras récord de renuncias voluntarias en todas las industrias.
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