El 2023 ha sido un año que en Nueva York enfrentó crisis en varios sectores: seguridad, vivienda, salud mental, entre ellos, pero la más difícil de abordar fue sin duda la llegada de miles de inmigrantes a la Gran Manzana.
Gobernadores de los estados fronterizos -principalmente el de Texas, Greg Abbott-, comenzaron a enviar buses fletados con solicitantes de asilo a ‘ciudades santuario’ como Nueva York, que por ley debe proveer refugio a quienes lo soliciten.
Para el mes de marzo, cuando unas 50,000 personas habían arribado a la Gran Manzana, 30,000 de las cuales estaban en albergues y hoteles de los cinco condados.
La administración municipal comenzó a realizar una serie de estrategias para abordar la situación, desde darles boletos a los recién llegados para trasladarse a otras ciudades, hasta pedir que se suspendiera la ley que obliga a dar alojamiento. Iglesias y sitios de culto se convirtieron en albergues, así como más de 200 de hoteles, entre ellos el famoso Hotel Roosevelt, que reabrió sus puertas como un centro de acogida de migrantes.
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