Para hispanos como Felipe Romero, despedir el 2023 sin empleo estable y con las pertenencias guardadas en un depósito en Long Island City añade un peso significativo a sus hombros. El colombiano de 37 años, enfrentando la adversidad de un desalojo hace dos meses debido a dificultades para pagar el alquiler, se aferra a la esperanza de un futuro mejor mientras cruza la puerta hacia el 2024.
El relato de Felipe refleja la realidad de muchos neoyorquinos de bajos y medianos ingresos, quienes luchan contra la inestabilidad laboral y los desafíos económicos. A pesar de las dificultades, la convicción de que “el nuevo año será mejor” actúa como un bálsamo de esperanza en medio de las circunstancias difíciles.
Sin embargo, también señala con claridad la necesidad crítica de mejoras para los neoyorquinos en situaciones similares. La urgencia de frenar los crecientes costos y brindar apoyo a la comunidad inmigrante se presenta como un llamado necesario para evitar que más personas terminen en situaciones precarias, enfrentando la posibilidad de quedarse en la calle.
Así lo advierten organizaciones comunitarias como Make the Road NY, tras asegurar que la falta de vivienda, y “asequibilidad fuera de control” en la ciudad, sumadas a la renta, el costo de los alimentos y las necesidades básicas que han aumentado dramáticamente en los últimos años, los bajos salarios y “la falta de apoyo del gobierno estatal y local”, siguen dejando a millones de neoyorquinos “injustamente excluidos” de las protecciones para inquilinos y de programas clave de redes de seguridad, como el seguro médico y el desempleo.
You must be logged in to post a comment Login