En el último año llegaron a Nueva York 110.000 inmigrantes y el gobierno alquiló el antiguo hotel de la 45 y Madison, con sus casi mil habitaciones, para contenerlos y tratar de conseguirles vivienda y trabajo en algún otro lugar de Estados Unidos.
En los mismos salones donde Dewey concedió el triunfo a Truman en 1948 y donde se filmaron desde French Connection hasta Mad Men ahora corren chicos de Angola, Siria y Venezuela y los adultos forman una larga fila para ser revisados por un médico y obtener su certificado de buena salud. Muchos de ellos estuvieron tirados en la calle, frente a la Central Station, por semanas.
La presión del alcalde de Nueva York, Eric Adams, y varios legisladores demócratas sobre el presidente Joe Biden para que mejore la situación de esta crisis de migración que se les viene encima y amenaza las posibilidades de reelección de todos, hizo que esta semana la Casa Blanca anunciara que 470.000 inmigrantes venezolanos tienen a partir de ahora permiso de trabajo, una vía directa para obtener la residencia.
Los agentes de CBP utilizaron un sistema de inspección no intrusivo y perros entrenados para detectar sustancias ilícitas para realizar una inspección secundaria el miércoles pasado al camión que transportaba las drogas, que las tenía ocultas en un cargamento de limas.




