Actualmente, compostar los restos de un ser amado o bien los entierros ecológicos, son legales en cuatro estados solamente; Washington, Colorado, Oregón y Vermont. Ahora, New York está a un paso de ser parte también.
La Legislatura del Estado de New York aprobó el proyecto de ley S.5535/A.382, de la asambleísta del estado de New York Amy Paulin y el senador estatal Leroy Comrie, que legalizaría el compostaje humano.
La alternativa a enterrar o incinerar restos humanos permite que las instalaciones utilicen reducción orgánica natural para descomponer los cuerpos en un contenedor sobre el suelo y luego transformar los restos en tierra.
Si la gobernadora Kathy Hochul la convierte en ley, la medida entraría en vigencia en 90 días.
Los defensores sostienen que el compostaje humano es una forma ambientalmente sostenible y rentable de reutilizar los cuerpos después de la muerte.
Este proceso podría ayudar a una reducción del 85 % en las emisiones de toda la economía desde los niveles de 1990 para 2050.
Todo lo que debes saber de estos procesos
Los lugares que ofrecen compostaje humano también suelen ser funerarias, por lo que las familias pueden celebrar el funeral allí y luego puede comenzar el proceso de compostaje. Otros celebran el funeral antes de que el cuerpo sea transferido a una instalación de compostaje humano.
El compostaje puede ocurrir a los pocos días de la muerte, dependiendo de lo que la familia haya planeado en términos de funeral.
Se puede convertir un cuerpo en tierra en 30 días colocando los restos humanos en un recipiente con forma de ataúd con paja, alfalfa y astillas de madera, y luego agregando carbono y nitrógeno. Luego, las familias pueden optar por enterrar, esparcir o donar los restos a proyectos de conservación ambiental.
El proceso, llamado “colocación”, comienza con varias pulgadas de astillas de madera y paja que se colocan en el fondo de un recipiente hecho de acero o madera con un revestimiento protector. El recipiente puede medir aproximadamente 3 pies de ancho por 3 pies de profundidad y 7 pies de largo, un poco más grande que un ataúd tradicional. Luego, el cuerpo se coloca en el interior y se cubre con material orgánico en una relación calculada con el peso corporal de la persona.
Los microbios que se encuentran naturalmente en el cuerpo, junto con el oxígeno y las capas orgánicas, convierten los restos humanos en tierra mediante un sistema que controla la temperatura y los niveles de oxígeno y humedad dentro del recipiente durante la duración del proceso.
En el transcurso de unas pocas semanas, el recipiente se gira varias veces para garantizar que el oxígeno llegue a cada parte del recipiente.
El proceso puede tomar de uno a cuatro meses, dependiendo de la funeraria.
Una vez completada la mezcla de tierra de jardín, puede usarse para plantar árboles en memoria del ser amado, dependiendo de los deseos de la familia. También se puede pedir a la funeraria una urna para conservar una porción.
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