A partir de las 11:00 p.m. de este lunes, entró en vigencia un toque de queda en 20 nuevos refugios y hoteles de emergencia en la ciudad de Nueva York. Estos albergues están actualmente albergando a más de 3,600 migrantes recién llegados, de los cuales 1,691 son hombres solteros. La medida, impulsada por la Administración Municipal, ha generado tanto críticas como apoyo.
Esta nueva medida surge como respuesta a recientes incidentes violentos, incluido el ataque a dos policías en Times Square por parte de un grupo de migrantes y un tiroteo presuntamente protagonizado por un menor de edad venezolano de tan solo 15 años, que dejó a una turista brasileña herida. Estos eventos han generado preocupación en la comunidad y han impulsado a las autoridades a tomar medidas para garantizar la seguridad pública.
La Administración Municipal argumenta que el toque de queda no solo busca garantizar la seguridad, sino también permitir una gestión más eficiente de la capacidad de los albergues y la disponibilidad de camas. En toda la Gran Manzana, los albergues superan los 200, y esta medida busca mantener un control adecuado sobre la ocupación de estos espacios.
Sin embargo, la medida ha generado controversia entre diferentes sectores de la sociedad. Algunos la ven como una forma necesaria de mantener el orden y proteger a los residentes, mientras que otros la critican por considerarla una medida discriminatoria que afecta desproporcionadamente a los migrantes. La discusión sobre la efectividad y la equidad de esta medida continuará en el debate público mientras la ciudad enfrenta los desafíos relacionados con la seguridad y la atención a los migrantes.
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